sábado, 20 de abril de 2013

DIETA CETOGÉNICA. ME ENGORDA

Hay veces que cuando esperamos que ocurran ciertas cosas, va y sucede lo contrario, y ésto es lo que parece suceder con muchas personas que después de llevar una dieta cetogénica observan horrorizados que no solo no han perdido un solo kilo sino que han cogido varios, y no precisamente de músculo. ¿Qué es lo que puede estar sucediendo?. Se me ocurren varias explicaciones.

-1º) Recuerdo, cuando al poco de comenzar una dieta cetogénica me dijeron: "jamás te había visto tan gordo". Por aquel entonces llevaba aproximadamente un mes, o mes y medio con dicha dieta, entonces me preocupé...., en lugar de adelgazar estaba engordando. Entonces fue cuando decidí dar una vuelta de tuerca, y comenzar los ayunos, empecé con ayunos de 15 y 16 horas, hasta que llegué al poco tiempo a ayunos de 24 y 48 horas. ¿Qué ocurrió en ese momento?, que empecé a adelgazar rápidamente, diría que demasiado. Por tanto, llegué a la conclusión que solamente por comer grasa no era suficiente como para inducir un pérdida de peso.



-2º) Es cierto que en ésta situación algo de músculo perdí, pero no gran cosa, todo hay que decirlo. Por tanto, en una dieta cetogénica hay dos alternativas: A) Comer muy poquita cantidad o B) Comer mucha cantidad pero con ayunos superiores a las 24 horas. Yo elegí la segunda opción.

-3º) ¿Por qué la dieta cetogénica puede ser una buena opción?, precisamente por su efecto protector de la musculatura. Cuando se crean cuerpos cetónicos estos sirven para sustituir prácticamente la dependencia de éstos a la glucosa. Ésto consigue un efecto ahorrador y evitar en un exceso de gluconeogénesis. Pero además de ésto, conseguimos evitar el hambre, algo muy importante...,pues lo que tratamos es perder tejido adiposo, y el hambre no es buena consejera en determinados momentos.

-4º) Pero,¿por qué hay veces que llevando ayunos de 14 ó 18 horas, no conseguimos adelgazar?. El tema es algo complicado por la multitud de factores individuales que pueden estar detrás del proceso de pérdida de peso. Aquí es donde nos tenemos que meter en el interior de la célula y luego en la mitocondria. Cuando nuestra alimentación se ha basado principalmente en la llamada dieta occidental, rica en hidratos, azúcares, y grasas (todo hay que decirlo), habremos conseguido algo, ser unos expertos quemadores de glucosa. Ésto es bueno, quemando el azúcar evitamos que el exceso se convierta en grasa, pero,¿y la grasa?, si quemamos azúcar no quemamos grasas ¿no?, sí y no.

  Si nuestro cuerpo funciona correctamente, en un primer momento quemará el azúcar de los alimentos, y posteriormente, cuando ya lo haya hecho, se producirá una bajada de los niveles de glucosa en sangre lo que propiciará que el glucagón se eleve y permita que nuestros ácidos grasos se liberen de nuestro tejido adiposo y puedan llegar a la mitocondria para ser oxidados, es decir, primero quemo el azúcar y luego quemo la grasa. Éste es el proceso normal de un metabolismo normal. Pero, ¿qué ocurre cuando seguimos durante muchos años con éste esquema de alimentación "basura"?, dos cosas fundamentalmente, primero, que dejamos de ser jóvenes  es decir lo que antes funcionaba correctamente ahora ya no lo hace, segundo, además de ser más "viejos" hemos ido realizando un efecto progresivamente destructivo en nuestro cuerpo. Éste efecto destructivo se llama INFLAMACIÓN, claro que os pensabais,  ¿qué se podía comer "guarrerías" y estar estupendos?, habrá organismo privilegiados que "puedan", pero el resto de los mortales empezaremos a sufrir las consecuencias tarde o temprano. Pero veamos, la inflamación puede venir  por dos vías principalmente: nuestro tejido adiposo y nuestros intestinos. Empecemos con el primero.

-1) A medida que nos alimentamos de la forma descrita, existirá una mayor probabilidad, y también por culpa de la alta palatabilidad de los alimentos basura, a que comencemos a  acumular algo de tejido adiposo. Ésto no es problemático al principio, pero a la larga se puede convertir en una auténtica pesadilla. El exceso de calorías y el exceso de alimentos ricos de azúcares tienden a aumentar los niveles de insulina de ésta forma logramos que esa glucosa pueda entrar al interior de la célula, y los niveles se mantengan en el rango adecuado, el problema que mantener la insulina durante mucho tiempo elevada, principalmente por la alta frecuencia de comidas ricas en azúcar, va a impedir la utilización de la grasas, y se favorecerá además el proceso de lipogénesis. Es decir, poco a poco no haremos un poquito más gordos, en principio por el exceso de calorías que se tiende a consumir. Pero a medida que nuestro tejido adiposo aumenta también lo hace una serie de adipoquinas que proceden de dicho tejido, como puede ser el Factor de Necrosis tumoral alfa, o la interleuquina 6 entre otros, éstas adipoquinas comienzan a ejercer una nefasta función en la célula. Hemos visto que con nuestra dieta, damos poca oportunidad a los ácidos grasos de oxidarse, y aquí es donde todo el proceso comienza a complicarse en exceso. Esas citoquinas proinflamatorias actúan sobre esos ácidos grasos de tal forma que en lugar de almacenarse como triglicéridos lo hacen como intermediarios de éstos, es decir como ceramidas, diacil glicéridos o acil Coa de cadena larga, los cuales tienen la facultad de perturbar la señalización de la insulina por lo que la célula empieza a volverse resistente. Ésta resistencia a la insulina también actúa sobre el propio tejido graso, lo que hace aumentar la hidrólisis de los trigliceridos de nuestro tejido adiposo, éstos siguen llegando a la célula con lo que el problema se agrava enormemente. Pero además hemos de tener en cuenta otro aspecto, no solo la inflamación proviene de nuestro tejido adiposo...

-2) Hemos visto como aumentamos progresivamente nuestros depósitos de grasa por culpa de la dieta, pero además hemos logrado que nuestras bacterias también se desequilibren. Ésto ocurre, porque en función de nuestra comida vamos a alimentar a distintos tipos de colonias de bacterias. Hemos de tener en cuenta también,  que el uso de antibióticos y el exceso de higiene pueden causar serios trastornos a nuestra flora intestinal. Ésta alteración, va a producir un daño a nuestra mucosa intestinal y con ello, un aumento del número de citoquinas inflamatorias  pero además en ese daño que se produce en nuestra barrera intestinal, vamos a conseguir que muchos alimentos y toxinas que deberían ser eliminados entren en nuestro organismo, y causen problemas de intolerancias, alergias y enfermedades autoinmunes. Todo ésto se traduce en más inflamación.

Y ahora es cuando ya tenemos el binomio completo: MALA ALIMENTACIÓN E INFLAMACIÓN.

Ésto lo que produce es resistencia a la insulina, pero las consecuencias no son sólo se centra en que la glucosa empieza a permanecer elevada en sangre (con el consiguiente daño para nuestras arterias), sino que además hemos de pensar algo más: ¿qué ocurre con nuestras mitocondria? Si nuestra glucosa no llega de forma eficaz a nuestra mitocondria, y los ácidos grasos tampoco pueden oxidarse adecuadamente, ¿cómo obtenemos energía?. ¿Os acordáis que hablamos del lactato, y que éste era producido cuando nuestra demanda de energía superaba la capacidad de nuestro cuerpo para producir Acetil CoA, y se realizaba en ausencia de oxigeno?. Bueno pues, éste sistema es el que empieza a tomar mucha importancia en ésta situación..., en otra ocasión hablamos del efecto Warburg, bueno pues seguiremos hablando de éste asunto. Y os aseguro, que tiene que ver con la dieta (y también con el cáncer)


2 comentarios:

  1. UN APORTE SOBRE EL AYUNO. Gracias por el texto:

    http://www.youtube.com/watch?v=21EsfH3YJg8

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  2. engorde en el tercer tramo de la dieta, no he comido nada fuera de lo permitid. Porqué sera?

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