miércoles, 22 de mayo de 2013

ENTENDIENDO UN POCO MÁS EL HIPOTIROIDISMO

   Podemos decir que el hipotiroidismo es una enfermedad que puede pasar desapercibida en sus comienzos o tal vez confundida con otras patologías distintas, y para entender ésto nade mejor que verlo con un ejemplo.

 Imaginemos una mujer de mediana edad que comienza a sentirse cansada y  algo deprimida sin motivo aparente, ésto en principio es algo que puede ser considerado como "normal" y obedecer únicamente a diversas circunstancias personales o laborales que la están afectando en ésta ocasión de un modo más profundo , pero al poco, percibe además que su pelo también comienza a caerse, lo que nos hace pensar rápidamente en el estrés, ¿verdad?, pero a parte de éstos síntomas también nota que desde hace algún tiempo tiene la piel más seca y escamosa, y aunque ésto lo soluciona con cremas hidratantes, no deja de ser otra cosa más que anteriormente no la ocurría. Sus amigos también la corroboran que eso es efectivamente estrés, y que lo único que necesita es descansar más:

-Es verdad, creo que puede ser por el trabajo..., me está quitando la vida- contesta de forma apesadumbrada.

   Entonces decide que más que descansar lo que necesita es hacer más ejercicio para recuperar esa vitalidad que parece querer abandonarla, pero al poco tiempo de comenzar en un gimnasio, nota que se encuentra aún más cansada, y sus michelines parecen perpetuarse en su gruesa figura a pesar de realizar más deporte y llevar una dieta más equilibrada que le pasó una amiga.

   En ésta situación, y un tanto desesperada decide acudir a la consulta del médico; al comentarle todos sus síntomas éste le receta unos ansiolíticos y unas pastillas para dormir, debido al insomnio que también padece, pero para tranquilizarla decide realizarla una analítica completa de sangre.

  Al poco tiempo, cuando recibe los resultados, el médico la comenta que todo es correcto, tan solo un poquito alto el colesterol LDL, pero nada preocupante. Así de éste modo y con su diagnostico y unas cuantas recetas bajo el brazo abandona la consulta del médico. Cuando sus amigos la preguntan por su estado, ésta comenta que con las pastillas que la han prescrito consigue dormir un poco mejor, y apenas tiene ya ansiedad.
-Bueno parece que el problema se ha solucionado por fin, ¿verdad?- preguntan animados sus amigos, pero ella con una sonrisa cansada en su rostro, asiente, aunque en su fuero interno sabe que las cosas no van del todo bien...

   Es una lástima que sea tan habitual utilizar el estrés, como el cajón de sastre para explicar casi cualquier problema que surge en nuestro organismo porque de éste modo estamos retrasando las primeras medidas que deberían haberse tomado en lo que podría ser el inicio de un hipotiroidismo.

   Pero en esa analítica que el médico calificó de "normal", ya había algunos valores que fueron pasados por alto y que podrían estar señalando lo que realmente la estaba ocurriendo a nuestra amiga. Éstos valores no son otros que los de las hormonas tiroideas, en concreto su TSH mostraba un valor de 3,1 uU/ml y la T4 era 0,8ng/dl. Éstos números que pueden ser considerados "normales", podrían estar indicando un hipotiroidismo subclínico, que de no ser tratado podrían derivar en un hipotiroidismo clínico casi con toda seguridad. De hecho para algunos investigadores sitúan ese limite de la TSH a partir de 2,0 uU/ml, al comprobarse posteriormente que la gran mayoría de éstas personas derivaron finalmente en hipotiroidismo.

  Las causas de éste hipotiroidismo puede ser diversas, como puede ser la falta de yodo en la dieta o la fabricación por parte de nuestro cuerpo de anticuerpos antitiroideos, siendo por desgracia ésta última causa, la más frecuente.

   El yodo es necesario para la fabricación de las hormonas tiroideas T4 y T3, de tal forma que si en la dieta éste es insuficiente daría lugar a una escasa formación de hormonas tiroideas, con la aparición de los síntomas mencionados. El gran "pero" es que en muchas ocasiones la suplementación con yodo puede agravar aún más los problemas de tiroides a aquellas personas que presentan anticuerpos antitiroideos.

  Cuando tomamos yodo dietético, éste se encuentra en su forma molecular, que es inactivo, por ello necesita transformarse en yodo iónico o atómico para que pueda incorporarse a la molécula de tirosina para formar T4 (tiroxina) y T3 (triyodotironina). Es decir, si éste yodo molecular no se transforma en yodo atómico, no se podrán formar las hormonas tiroideas; para que éste proceso se lleve a cabo es necesario la participación de la enzima peroxidasa.  Pero ingerir yodo cuando ya se posee una enfermedad autoinmune en marcha podría aumentar el ataque de nuestro sistema sobre la glándula tiroides.

   Por otro lado, los principales anticuerpos creados por el sistema inmunológico a nuestra glándula tiroides son a la Enzima Peroxidasa, y a la Tiroglobulina. Las hormonas tiroideas T3 y T4 se almacenan en los folículos tiroideos formando en su conjunto un conglomerado que es la Tiroglobulina. Cuando presentamos Anticuerpos Antiperoxidasa (TPO), indicaría que nuestro sistema inmunológico estaría atacando a la enzima encargada de la transformación del yodo molecular en yodo iónico, y por otro lado los Anticuerpos Antitiroglobulina estarían dañando directamente a ese "almacén" donde se encuentran las hormonas tiroideas.

  Hubiese sido fundamental conocer si nuestra amiga presentaba también anticuerpos antitiroideos, porque de ésta forma, y junto con los valores mencionados de sus hormonas tiroideas podríamos tener un diagnostico certero de lo que la estaba ocurriendo, y de éste modo evitar achacar su sintomatología simplemente al estrés.

 Ahora solo cabe preguntarse porqué nuestro organismo en un momento determinado decide atacarse a sí mismo..., la cuestión no es sencilla,  pero factores ambientales o una dieta inadecuada podrían propiciar la alteración de nuestra flora intestinal y ésto a su vez causar una permeabilidad intestinal que supondría que proteínas extrañas que no han sido completamente degradadas se cuelen en nuestro interior y sean consideradas como antígenos, es decir sustancias extrañas,  para las que se fabricarían los correspondientes anticuerpos, y que éstos finalmente ataquen por equivocación a nuestras propios tejidos.

   La cuestión es que la única manera de evitar todo éste proceso destructivo que se origina en nuestro organismo, es modificando nuestra dieta para que sea lo más respetuosa posible con nuestro cuerpo, evitando toda clase de alimentos procesados y limitando al máximo aquellos alimentos que han sido señalados por diversos estudios como problemáticos para nuestra células intestinales como podrían ser los cereales.

   El problema de nuestra amiga y el de muchas personas con síntomas similares es que realmente no saben que las ocurre exactamente, y en ésta situación perder el tiempo con diagnósticos equivocados suponen retrasar el inicio del tratamiento correcto que evitaría el agravamiento de su salud.






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