lunes, 23 de diciembre de 2013

AMPK, ¿LA PROTEÍNA CLAVE DE LA PALEODIETA?.

   Tenemos quizás la mala costumbre de considerar que determinados procesos, reacciones, enzimas o compuestos de nuestro organismo pueden ser buenos, malos o tal vez "ni fu ni fa". Nos ha pasado por ejemplo con el colesterol, donde el bueno estaría representado por HDL, el malo por LDL y "ni fu ni fa" por el IDL. Pero en nuestro cuerpo, como en la vida, no hay nada ni excesivamente bueno, ni nada terriblemente malo, y en muchas ocasiones lo que parece positivo termina llevándonos al lado oscuro. En este sentido hoy voy a comentar algunos de los supuestos beneficios de una proteína denominada quinasa activada por monofosfato de adenina, habitualmente conocida como AMPK, y como de sus bondades se puede pasar a la tempestad sin darnos cuenta de ello.

    AMPK es un sensor de la energía celular, siendo activada cuando escasean las concentraciones de ATP en la célula, o en otras palabras cuando aumenta la relación AMP/ATP, indicando que los niveles de energía están comprometidos, en este sentido su activación a nivel central y tejidos periféricos produce diferentes consecuencias:

  •  Tejido Hepático.-La activación de AMPK pone fin a rutas anabólicas, como puede ser la síntesis de colesterol (mediante inhibición de HMG-CoA reductasa), la síntesis de proteínas, y la síntesis de lípidos, disminuyendo también la gluconeogénesis.
  • Tejido Muscular.-La activación de AMPK se produce en eventos como la depleción de glucógeno,  lo que produce fosforilación de la Acetil Coa Carboxilasa (ACC)(enzima necesaria para la transformación de Acetil CoA en Malonil) inhibiendo su actividad, esto trae como consecuencia una menor concentración de Malonil CoA (molécula clave en la lipogénesis)e indirectamente se produce la activación de Carnitina palmitoil transferasa (CPT1) llevando más ácidos grasos a la mitocondria para su oxidación. Además la activación de AMPK produce la translocación de los transportadores GLUT4 promoviendo la entrada de glucosa en la célula por una vía independiente a la insulina, y por último, AMPK incrementa la biogénesis mitocondrial mediante la expresión de PGC1, y estimula el aumento de óxido nítrico, que es un potente vasodilatador. La leptina también puede activar AMPK directamente, impidiendo de este modo la acumulación de lípidos en tejidos no adiposos (*importante como veremos luego)
  • Tejido Adiposo.-La activación de AMPK impide la lipogénesis por la inhibición de ACC (como en el tejido hepático), pero también hay estudios que indican que podría impedir la lipolisis al inactivar HSL (Lipasa sensible a hormonas) disminuyendo la disponibilidad de ácidos grasos en el plasma (esto es muy importante como veremos luego). En la grasa parda donde se sobreexpresa la proteína desacoplante UCP-1 o termogenina, que sustituye a la ATP sintasa, la energía para fosforilar ADP a ATP se disipa en forma de calor, es decir se produce calor en lugar de ATP, dando lugar al aumento de la relación AMP/ATP y por tanto la activación de AMPK, elevándose la oxidación de los ácidos grasos.
  • A Nivel Central.- Durante el ayuno se produce la activación de AMPK en diversas zonas del hipotálamo debido al aumento en la relación AMP/ATP lo que estimula la ingesta de calorías, siendo inhibida esta señal por la insulina y glucosa, o por niveles elevados de leptina. 
   Vale, ya sabemos los efectos que causa la activación de esta proteína, que a continuación resumo: impide que el hígado fabrique colesterol, glucosa y grasa; en el tejido muscular aumenta el consumo ácidos grasos y de glucosa, no necesitando de la insulina para introducir la glucosa en la célula; en el tejido adiposo aumenta igualmente la oxidación de los ácidos grasos, impidiendo la formación de triglicéridos y la emisión de ácidos grasos a la circulación sanguínea.

    Ahora veamos que caracteriza a una persona resistente a la insulina o diabética tipo II, en primer tiene una descontrolada lipólisis, esto produce un aumento de ácidos grasos libres en circulación, los cuales al llegar al tejido muscular producen resistencia a la insulina en este tejido, al impedir la traslocación de GLUT4, y en el hígado producen hígado grasos, aumento del colesterol y la imposibilidad de detener la gluconegénesis. Pero como hemos visto hasta ahora, la activación de AMPK produce exactamente lo contrario, es por ello, que muchos han visto en esta proteína la diana farmacológica en la que actuar, pues su activación supone una gran ayuda para luchar contra los efectos de esta enfermedad, de tal modo, que medicamentos como la metformina, las tiazolidinedionas o el compuesto AICAR han sido utilizados con "eficacia" en su tratamiento; aunque también ciertos preparadores físicos han visto en alguno de ellos, ciertas propiedades interesantes para el aumento del rendimiento de sus atletas, principalmente en aquellos deportes en los que son requeridos un uso intensivo de ácidos grasos y glucosa.

   Vale, y a nosotros de qué nos sirve todo esto. Bueno, realmente muchos de los beneficios observados en la paleodieta se centran precisamente en esta proteína quinasa. ¿Cómo puede ser esto?. Bueno, hemos visto que se activa cuando aumenta la relación AMP/ATP, es decir, cuando la energía celular no es muy boyante, algo que ocurre cuando realizamos actividad física o estamos en situación de ayuno, o lo que es mejor, cuando hacemos las dos cosas a la vez. Efectivamente, la contracción muscular continua y el ayuno producen de manera sinérgica una mayor depleción de glucógeno (muscular y hepático), algo que activa finalmente a AMPK induciendo una serie de transformaciones con el fin de restaurar las concentraciones de ATP, para ello aumentará la oxidación de ácidos grasos y glucosa, importante este extremo, pues en primer lugar la oxidación de los ácidos grasos en el músculo esquelético evita que los lípidos se acumulen en el citoplasma e interfieran la señal de la insulina pero además la glucosa no necesita de esta para penetrar en la célula, algo vital para aquellos que ya son resistentes a la insulina. Digamos que la vía necesaria para recuperar la flexibilidad metabólica pasa por la activación de esta proteína. Además también actúa como supresor tumoral al inducir la parada del ciclo celular, algo también a tener en cuenta.

   Los grandes beneficios observados por los seguidores de la paleodieta obedecen en definitiva a la activación de esta proteína quinasa. Los entrenamientos de alta intensidad combinados con los ayunos intermitentes producen una mayor activación de AMPK y con ello la mejora del rendimiento físico y la salud. También los entrenamientos aeróbicos en condiciones de ayuno tienen la capacidad de activar AMPK, pero algo menos que los entrenamientos intensos. ¡Eureka!, esto significa que crossfit+ayuno+dieta cetogénica (niveles bajos de glucosa)=super hombres en poco más de tres meses, (sarcasmo). El problema como siempre son las prisas. Pensamos que si una cosa es buena, el doble será mucho mejor, pero no, las cosas no funcionan así. El tema es que en personas entrenadas la activación de AMPK es menor, lo que significa que se requiere de estímulos crecientes para conseguir el mismo resultado. Si nosotros comenzamos sin progresividad alguna, tenemos muchas posibilidades de estancarnos, precisamente por esta menor activación de AMPK, por tanto, debemos ir de menos a más (como siempre debería ser), pero en muchas ocasiones, en cada sesión de entrenamiento lo damos todo, y hacerlo constantemente acaba por estancarnos completamente, inactivando AMPK. Efectivamente, el sobreentrenamiento, se asienta como una de las posibles causas que inactivan esta proteína. Se ha comprobado que el cortisol inhibe la actividad de AMPK en el tejido adiposo, lo que supone un paso atrás en los efectos positivos mencionados. Esta inactivación anularía la oxidación de lípidos en este tejido, aumentando con ello la grasa visceral. La cual, además es favorecedora de los mecanismos de resistencia a la insulina. Es decir, tratando de aumentar los efectos positivos nos topamos de lleno con los negativos, y los ayunos, las dietas cetogénicas y los entrenamientos de alta intensidad que también nos funcionaron en un principio, con el transcurrir del tiempo dejan de hacerlo. ¿Qué pasó?, ¿dejó de funcionar la paleodieta?. No, simplemente nos olvidamos de mantener la necesaria progresividad. La vehemencia con la que en muchas veces nos entregamos con el fin de realizar rápidos progresos, choca frontalmente con la necesaria naturalidad con la que la mayoría de los procesos suceden en nuestro organismo. Además hemos de tener en cuenta, que no sólo se trata de un exceso de alta intensidad, sino las circunstancias en las que muchas veces esta se practica, al realizar muchas de estas sesiones en ayunas y con los depósitos de glucógeno excesivamente depleciados, lo que podría llevarnos rápidamente a experimentar síntoma de sobreentrenamiento poniendo fin, de este modo, a los beneficios obtenidos hasta ese momento. Moraleja..., bueno creo que todos ya la sabemos.

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