viernes, 3 de julio de 2015

MEJORANDO LA HIPERTROFIA MUSCULAR II

    Que cada uno debe llevar su propio camino en la vida, eso lo sabemos todos. Aunque, a la hora de la verdad, preferimos seguir las huellas de otros para obtener sus mismos resultados. Es lógico, todos buscamos certidumbres; saber que lo que hacemos nos conduce a alguna parte. Por eso huimos de los callejones sin salida o los caminos siempre curvos que regresan al punto de partida. Pero esto no es posible, aun siguiendo ese rastro nunca sabremos con antelación donde nos llevará.

    De hecho veo más posible que cada uno siga su propio trayecto y luego reencontrarse en la línea de meta, que caminar todos juntos para asegurarse el mismo final. No nos damos cuenta que el camino, cuando es individual, posibilita nuestra perfección en la medida en que surgen problemas que exclusivamente nos incumben a nosotros. Cuando caminamos juntos los problemas se diluyen en el grupo y las respuestas generalmente las buscan otros para comodidad nuestra. Pero esta complacencia poco a poco nos debilita y acaba por apartarnos de los demás, dejándonos solos en un camino por dónde transcurren perdidos los que también dejaron escapar la oportunidad de aprender de su propia experiencia.

    Todos, sin darnos cuenta, nos dejamos atrapar por las tendencias; en ellas nos sentimos cómodos porque además de no tener que pensar mucho, las mayorías de las preguntas que aún surgen tienen una fácil respuesta. Pero, las tendencias, tienen la misteriosa capacidad de embelesarnos, aniquilando nuestra capacidad para enjuiciar correctamente, lo que nos hace justificar lo que la evidencia niega. Es como interpretar la realidad a través de un vidrio toscamente pulido. Salir de ella no es fácil, aunque de logrado no sería extraño caer en la opuesta. ¡Qué le vamos a hacer! Somos así.

   Bueno, como introducción parece algo alejado del tema a tratar, pero no lo está tanto como parece.

   Tanto en la alimentación como en el propio entrenamiento surgen tendencias, patrones o métodos, no sabría definirlo exactamente, pero que, en definitiva, nos señalan el camino a seguir.

   Siempre se nos ha dicho que nuestra alimentación debe estar compuesta de 5 comidas; 3 principales y dos ligeras. Que la más importante de todas ellas es siempre el desayuno, y que la cena nunca ha de ser copiosa; que la dieta debe ser alta en carbohidratos, moderada en grasas y baja en proteínas; que los cereales son la base de nuestra alimentación; que debemos comer 5 raciones de fruta y verdura, que…, bueno, y así un largo etcétera. No digo que con este patrón no se pueda mantener una adecuada salud, claro que se puede, el problema es que haciendo justamente lo contrario también se llega al mismo resultado, y lo remarco con letras grandes porque literalmente es así. Doy fe de ello. Esto es lo malo de las tendencias..., que nos hacen pensar que estamos en posesión de la verdad y cualquier otra opción resulta peligrosa. Claro, pensamos de este modo mientras no surjan inconvenientes…, pero ellos, tarde o temprano siempre aparecen. La gran mayoría tratará de justificarlos para seguir anclados en la corriente, otros, los menos, cuestionándose la idoneidad de todo lo que han estado haciendo, se impondrán el cambio, pero, no sé por qué será que siempre se suele acabar abrazando aquello que tiempo atrás se criticaba con tanto entusiasmo. Y ahora convertidos en acérrimos defensores de dietas cetogénicas, se cae nuevamente en el error de censurar con contundencia la antigua y oficial tendencia por producirnos nefastas consecuencias (mira con rima)

   De verdad, no son los caminos, patrones o tendencias los que sirven para hundirnos en la miseria o encumbrarnos en las alturas según nos venga. Seguir a pies juntillas ciertas directrices penaliza nuestra capacidad para personalizar y perfeccionar aquello que estamos haciendo. Esto es lo importante, hagas lo que hagas siempre existe un margen para la mejora. Si hacemos una dieta alta en carbohidratos debemos afinarla adecuadamente (en el sentido de perfeccionarla); buscar aquellos hidratos que aportan más nutrientes y toleramos mejor; la cantidad que podemos consumir y el momento idóneo para hacerlo. Y, en este sentido, la frecuencia y la intensidad en nuestra actividad física tienen mucho que decir. Lo mismo cabe decir con las dietas altas en grasas. Nuestro metabolismo, en principio, puede adaptarse indistintamente a utilizar ambos sustratos energéticos, pero siempre se puede y SE DEBE OPTIMIZAR lo que hacemos, de tal modo, que alta en grasas o alta en hidratos nos otorguen siempre el mejor resultado. Creo que hay que dejar ya de lado las supremacías y distinciones de las diferentes tendencias. En todo caso sólo hay hombres distinguidos. 


   Y con el entrenamiento nos pasa lo mismo. Me da igual si prefieres una rutina full-body o una weider, o si te decantas por el crossfit o cualquier otro sistema, eso es cosa tuya. No hay caminos mejores ni peores, sólo está el tuyo, pero eso sí, hagas lo que hagas busca siempre la PERFECCIÓN. Eso te dará exclusividad, la distinción de ser el único en tu propia senda, lo que te servirá para determinar finalmente quién eres. Nuestras capacidades son únicas, y debemos conocerlas, y en la medida en que lo hacemos nuestro camino se personaliza y distingue del resto.
   
   Pero ahora hablamos de hipertrofia, que no se olvide. Lo que voy a contar es tan sólo una experiencia, una anécdota más que otra cosa...,
 

  No voy a entrar en si la hipertrofia, en sí misma, es buena o mala; creo que ese debate está ya superado. Ahora lo que se impone es buscar el modo en que debemos manejar las cargas para que estas favorezcan el incremento de la masa muscular.

   Bueno, veamos los siguientes porcentajes de pesos, series y tiempos empleados habitualmente en el culturismo para inducir una mayor hipertrofia (ya estamos con las tendencias)

  • Cargas entre 60-80% de peso 1RM 
  • 4 series por ejercicio. 
  • Entre 3 y 5 ejercicios por grupo muscular 
  • 6-12 repeticiones por series 
  • Entre 30 segundos y dos minutos de descanso entre series. 
    A partir de aquí surgen múltiples combinaciones de tiempos, series, velocidades, repeticiones, etc, etc, que dan lugar a una infinidad de sistemas de entrenamientos basados en la hipertrofia. Ante este panorama de posibilidades, surge la tentación natural de determinar cuál es el mejor, pero no es el sistema quien nos perfeccionará sino al revés, perfeccionamos un sistema para que este encaje exactamente con nuestras capacidades.

   Ahora debemos olvidar casi por completo todo lo que hemos hecho hasta ahora en el gimnasio para empezar de "cero", como si fuésemos nuevos; dejemos aparcado el ego en el vestuario, guardado en la taquilla, y luego a la salida lo rescatamos nuevamente si queremos, pero en la sala hay que evitar todo aquello que sobrevalore en exceso nuestra posibilidades, porque no levantamos kilos sino que utilizamos pesos para desarrollar músculos, algo muy diferente. Mientras que en la halterofilia se buscan la eficiencia del movimiento para poder manejar cargas máximas, nosotros nos centrarnos con exclusividad en las sensaciones que un peso determinado genera en nuestra musculatura, esto determina un umbral de sensibilidad muy concreto. ¿Coincide este umbral con ese 60-80% del que hablaba antes? Puede, pero no necesariamente. De hecho no me importa saber mi RM (repetición máxima) porque jugamos con sensaciones, un terreno exclusivamente subjetivo.

   Bueno, lo dejo aquí, en el siguiente post procuraré ser mucho más concreto, lo prometo :)

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